06 de septiembre de 2019
El entorno actual ha cambiado y la tecnología ha llegado para quedarse. La académica de la Escuela de Psicología e investigadora del Centro de Neurociencias Social y Cognitiva UAI, Josefina Escobar, explica los desafíos que presenta la era digital en el desarrollo socioemocional de los niños.
La importancia del entorno
La académica señala que hay que partir de la base de que somos seres sociales, por lo que el cerebro viene programado para continuar desarrollándose en relación a su entorno, “en este sentido la experiencia y los cuidados apropiados, sobre todo en los primeros años de vida, son fundamentales”, acota.
Impacto de la tecnología ¿Qué dice la evidencia?
La académica cuenta que un estudio transversal de 350 niños de 6 meses a 4 años en una clínica pediátrica de una comunidad urbana de bajos ingresos realizado en EEUU mostraba que a los 4 años, la mitad de los niños ya tenían su propia televisión y las tres cuartas partes su propio dispositivo móvil. La mayoría comenzó a usarlos antes del año y los padres que utilizaban los dispositivos con los niños para mantener la calma corresponden al 65%. (Kabali, et al. 2015).
En muchos aspectos el uso de la tecnología puede ser útil, pero en términos del neurodesarrollo, Escobar señala que no es tan beneficioso, “ahora hay una gran inversión de tiempo en actividades sedentarias, se han visto efectos negativos en términos de la calidad del sueño y reducción en los niveles de atención y aprendizaje, así como una exposición a contenidos y contactos inadecuados e inseguros”.
En adolescentes se han descrito nuevas habilidades como la capacidad de síntesis, “pero se ha observado una mayor dificultad en la capacidad de reflexionar, de concentración y las habilidades sociales”, explica Josefina.
Apego y crianzas distraídas
El cerebro de los bebés se va especializando con el reconocimiento de diferentes aspectos del mundo social, como voces y caras. Cuando la tecnología es protagonista y existen padres hiperconectados, el uso excesivo de la tecnología impacta en la vinculación, “así, empiezan a existir menos interacciones verbales, ya que nos estamos acostumbrando a estar solos estando juntos”, acota Josefina.
Asimismo, las redes sociales son un arma de doble filo, por una parte permiten crear una comunidad propia, pero lo que realmente se genera, según indica Josefina, es una comunidad “sustituta”, donde no se necesitan habilidades sociales: “frente a un problema con alguien, puedo simplemente eliminarlo de mi red, mientras que en la vida real esto no es tan sencillo, hacer frente a conflictos sociales requiere una serie de habilidades sociales que tenemos que poner en acción”.
La finalidad central del apego es ayudar al niño a regularse emocionalmente frente a situaciones de estrés, por eso, la presencia de cuidadores primarios es fundamental, ya que permite a los niños internalizar experiencias positivas que impactan en la forma de verse y ver al entorno, “los padres o cuidadores entregan el mensaje interno de verse como alguien cuidado, y a la vez en la forma de verlos como un entorno al que pueden recurrir en caso de necesitarlo, porque saben que los pueden ayudar”, explica Josefina.
Sin embargo, la evidencia muestra que un gran porcentaje de padres usan dispositivos digitales para controlar-calmar a sus hijos, “aunque en apariencia es efectivo, ya que todos hemos sido testigos del poder que puede tener Peppa en un niño en medio de una pataleta, a la larga le estamos impidiendo entender sus emociones y aprender a regularlas”, señala la académica UAI.
Fuente: Noticias UAI