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¿Cómo influyen las emociones, la inteligencia y la cognición social en contextos vulnerables?


28 de Marzo de 2019

Entendiendo que la neurociencia social es una integración de las distintas áreas de la psicología, es que David Huepe, Director del Centro de Neurociencias Social y Cognitiva de la Escuela de Psicología UAI, investiga el efecto que tienen variables individuales sobre la adaptación social en población vulnerable.

Su estudio, que corresponde a un proyecto FONDECYT Regular que comenzó en 2017, está en su última etapa, y sobre sus principales hallazgos expuso en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Madrid.

El estudio

En sus primeras fases, se entrevistaron alrededor de 250 participantes que viven en contextos vulnerables, es decir, de menores ingresos y con índices de mayor riesgo social, donde se tomaron un conjunto de medidas neuropsicológicas, cognitivas, de salud, psicoafectivas y de cognición social, entre otras.

Ahora, se inició el estudio de laboratorio con personas provenientes de similares poblaciones, y también de grupos no vulnerables, donde se busca investigar el efecto del estrés social y la vulnerabilidad social en variables psicológicas y comportamentales.

Principales hallazgos

David Huepe, señala que su estudio le ha permitido “encontrar que factores individuales tales como buenos niveles de apego temprano, inteligencia fluida (capacidades de pensamiento fluido), habilidades cognitivas (memoria, inhibición, flexibilidad cognitiva, control de impulsos), teoría de la mente (capacidad de comprender y entender las intenciones de otros y lo que otros piensan) y buenos niveles de autoestima, predicen mejores capacidades de adaptación social en su entorno”, es decir, mayores habilidades sociales, estabilidad socioemocional, capacidad de toma de decisiones, motivación y consecución de objetivos, entre otros.

Además, se ha demostrado que las personas que tienen un nivel más bajo de adaptación social, presentan marcadores cerebrales asociados a esta condición, en particular, un funcionamiento anormal de la red cerebral por defecto. Huepe explica que esto significa que “hay menor conectividad entre áreas cerebrales relevantes para el procesamiento de información e integración semántica, menor actividad en zonas asociadas a la reflexión sobre sí mismo, sentido de agencia y toma de perspectiva y menores capacidades metacognitivas, es decir, la capacidad de evaluar el propio desempeño y pensar sobre los propios pensamientos e ideas”.

Estos descubrimientos permiten realizar un diagnóstico real y tangible sobre las personas que viven en contextos vulnerables, por lo que se pueden trazar líneas concretas de acción para ayudar en esta materia, sobre todo, desde la psicología.

David Huepe que “con estos hallazgos deberíamos promover apoyos y programas acordes a los factores protectores que tienen buenos resultados en la adaptación social, considerando la evidencia reportada con estos estudios”, y agrega que sería muy bueno “orientar las políticas públicas que tienen como responsabilidad llevar a cabo trabajos territoriales efectivos en estos contextos, con la finalidad de mejorar habilidades socioafectivas, cognitivas y de cognición social”.

Para ver el vídeo completo de su presentación en Madrid, ingresa aquí.

Fuente: Noticias UAI