02 de julio 2020
La complejidad del razonamiento cerebral muchas veces explica las conductas sociales, en esta línea, Nicolás Marchant –quien cursa el Doctorado en Neurociencias Sociales y Cognición de la Escuela de Psicología– junto a asistentes de investigación UAI, estudian cómo las personas razonan ante ciertos eventos y en particular, cómo entienden fenómenos como el covid-19.
“Desde los trabajos de Tversky y Kahneman en los 70, sabemos que las personas tienen dificultades para entender la información cuando es entregada en probabilidades”, explica Nicolás, y justamente mucha información respecto al covid-19, es entregada en probabilidades.
En concreto, la investigación que se encuentran realizando en el laboratorio del del Centro de Neurociencias Social y Cognitiva UAI (CSCN), “muestra que las personas ignoran la información entregada en formato de probabilidades y solo toman en cuenta si las características típicamente asociadas al caso están presentes o no”, indica, esto quiere decir que las personas actúan como si la información fuese determinística en vez de probabilística. “Esto puede explicar que muchas personas tengan dificultades para entender que alguien puede tener covid-19 y no mostrar los síntomas, es decir, no entiende que la asociación entre los síntomas y la infección es solo probabilística”, agrega Marchant.
Otro problema asociado con la forma en que las personas entienden el covid-19, tiene que ver con que el virus funciona como una abstracción más que como un objeto concreto, es decir, no lo podemos ver ni tocar. “Los trabajos realizados en la investigación, muestran que los conceptos abstractos suelen ser asimilados de distinta manera dependiendo del contexto en que se usen”, señala Nicolás, por ejemplo, estos conceptos se entenderían distinto en un centro de salud que en un lugar donde, con escasa frecuencia, se discute acerca de términos médicos.
Esto pasa porque los seres humanos usamos los conceptos no solo para pensar o hablar, sino que también para guiar nuestras acciones y comportamientos, “estas diferencias podrían explicar las dificultades que encuentran los expertos para comunicarse efectivamente con la población general, y lo mismo aplica para conceptos como “nueva normalidad”, “retorno seguro” o incluso “distanciamiento social””, señala Nicolás.
Un último punto vinculado al razonamiento de conceptos que estudian los profesionales UAI, es cómo las personas entienden las decisiones morales. Una de las variantes normales del razonamiento moral es la moral utilitaria, esto es, razonar como que los bienes morales se pueden comparar entre ellos tal como uno compara cantidades, “esto explica que para ciertas personas sea aceptable pensar que no importan una cierta cantidad de muertes por la propagación del virus, si es que eso permite salvar la economía”. Este tipo de razonamiento, junto con las dificultades para comprender escalas exponenciales, permite entender que algunas personas propongan dejar que el virus avance para evitar un colapso económico, sin poder visualizar claramente cómo sería la situación futura si se hiciera caso a esa recomendación, explica Nicolás.
El estudio se encuentra en desarrollo, y los resultados preliminares muestran cómo las limitaciones cognitivas en procesos de razonamiento causal, estimación de probabilidades y comprensión de conceptos pueden ser aplicados a la realidad actual. “En un contexto donde las decisiones individuales tienen enormes efectos en la sociedad como un todo, los mecanismos por medio de los cuales pensamos y actuamos pasan a tener relevancia primordial en la constitución de decisiones sociales en las que todos estamos involucrados”, señala Marchant.
Fuente: Noticias UAI