13 de junio 2017 – Aparición en prensa
Investigador del Centro de Neurociencias UAI habló sobre su último estudio.
En entrevista al Diario La Segunda, el neurocientífico e investigador del Centro de Neurociencia Social y Cognitiva de Psicología UAI, Agustín Ibáñez, habló sobre los resultados arrojados de su investigación sobre el código moral de los terroristas. Ibáñez junto a seis científicos, analizaron a un grupo de 66 paramilitares colombianos confesos de asesinatos durante tres años y medio, y los compararon con la misma cantidad de personas «no criminales» y «criminales no terroristas». El grupo elegido como terrorista responde a conductas violentas extremas, confesos de haber cometido entre un promedio de 33 asesinatos y haber protagonizado crímenes de índole tortura, desmembramiento y violación, «ninguno sufre de enfermedades mentales, psiquiátricas o neurológicas», señala Ibáñez a La Segunda.
Agrega que escogieron Colombia porque su nivel de violencia lo posiciona entre los primeros en los ránking de violencia, superado solamente por territorios donimados por ISIS y Al Qaeda.
El contexto actual promovió que cerca de once medios internacionales hayan publicado y analizado el estudio de Ibáñez, titulado «Evaluación orientada a resultados morales en terroristas» que se publicó el 26 de mayo en la revista Nature Human Behaviour.
A La Segunda, Ibáñez señaló que pone en duda que «la ideología o la religión sea el principal motor de acción para terroristas adscritos a ISIS o a grupos paramilitares. Tal como lo hemos visto entre los paramilitares, es posible que para los terroristas islámicos sea más relevante el estatus, el reconocimiento y la pertenencia a un grupo. Usan la religión o la ideología como una forma de justificar a posteriori su actuación violenta».
Más deshumanización
¿Un paramilitar es igual a un guerrillero y a un terrorista?
En términos globales, sí. Realizan acciones violentas, con o sin apoyo político, pero también son muy diferentes. En general, hay más actos de deshumanización en los paramilitares que en la guerrilla. Por ejemplo, han llevado a cabo operaciones de limpieza para exterminar a los homosexuales o adictos.
Se asume que los paramilitares son de derecha y la guerrilla, de izquierda.
La guerrilla estamos recién estudiándola, pero tengo serias dudas de que los paramilitares tengan motivos ideológicos claros, la mayoría recibe una paga. En Colombia se ha concluido que sólo el 13% de los desmovilizados por el proceso de paz (que incluye a paramilitares y guerrilla) tiene un trasfondo ideológico.
En busca de un predictor
¿Cuál es el aporte del estudio?
La mayor parte de los estudios sobre terrorismo son sociológicos, antropológicos o epidemiológicos, pero hay pocos que se preocupan sobre cuáles son los procesos mentales que caracterizan a estos individuos. Por eso, primero estudiamos los rasgos de inteligencia, su capacidad de abstracción, y de planificar o secuenciar, entre otros aspectos. Medimos los niveles de agresión e hicimos pruebas de reconocimiento socioemocional. Finalmente, aplicamos la prueba de moral a través de test en que los sometimos a distintas situaciones. Las personas solemos sopesar en nuestro juicio moral más la intención que el resultado, es decir, si se tuvo la voluntad de dañar o no al otro es relevante. Si hubo la intención de dañar, independiente del resultado, es moralmente negativo. Pero cuando se trata de un terrorista, éste privilegia el resultado y desatiende si hubo intención o no. Por ejemplo, para el paramilitar lo que vale es si se mató o no. Nunca había encontrado un patrón como éste que me permitiera clasificar ciegamente al 90% de los terroristas. Las medidas de agresividad y los déficits de reconocimiento emocional no son tan certeros como sí lo es el patrón moral.
¿Cuál es la importancia de que no reparen en la intención?
Si no juzgan la intención, dejan de ser responsables del acto. Algo similar ocurrió en los juicios de Núremberg (1945-1946). Los nazis se escudaron en el «yo recibí órdenes». Cuando se trata de actos de deshumanización, es muy difícil asumir la culpa y se usa el argumento de que el fin justifica los medios.
¿Qué tan decidor es este estudio?
Primero, no hay otro estudio de ciencias cognitivas aplicado a terroristas. No se había investigado cómo piensan y por qué actúan de determinada manera. Segundo, un estudio por sí mismo no entrega evidencia robusta. Por lo tanto, me encantaría aplicar estos mismos protocolos a otros grupos terroristas para chequear si se repite este patrón. Uno puede encontrar ciertas homogeneidades, pero el contexto determina en gran medida las respuestas. Si bien estamos lejos de poder probarlo aún, pensamos que estos sujetos no son mayoritariamente sicópatas, sino sociópatas, con un aprendizaje social de la violencia. Son un producto de la sociedad.
Fuente: Diario La Segunda