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Estereotipos de género y prejuicio implícito en matemáticas y lenguaje: aportes desde la cognición social


Huepe, D.; Salas, N.; Manzi, J (2016). Estereotipos de género y prejuicio implícito en matemáticas y lenguaje: aportes desde la cognición social. En Manzi, J. y García, MR. (eds.) Abriendo las puertas del aula: transformación de las prácticas docentes. Capítulo 15. Chile: Ediciones UC.

Imagen: Russell Watkins/Department for International Development.

Diversas investigaciones muestran que existen diferencias importantes en el rendimiento de pruebas estandarizadas (SIMCE, PSU, PISA) entre hombres y mujeres en los subsectores de enseñanza de las matemáticas, ciencias y lenguaje, generalmente a favor de los primeros en el área de las matemáticas. Una de las explicaciones propuestas para este fenómeno dice relación con la existencia temprana de estereotipos y prejuicio implícito asociados al género, dado principalmente por factores socioculturales y educativos. Una de las formas descritas para modificar estos prejuicios es a través de las oportunidades y experiencias educativas de igualdad en el sistema de educación formal (desde educación parvularia hasta media). Para trabajar dichos prejuicios, las casas de formación inicial docente poseen gran responsabilidad en erradicar los estereotipos con los que llegan los profesores en formación para que éstos utilicen estrategias equitativas en el trato con sus futuros estudiantes. Este capítulo identifica y analiza nudos críticos respecto de la presencia temprana de estereotipos que asocian la variable género con las matemáticas, ciencias y lenguaje (implícito y explícito), para orientar futuras intervenciones en la formación inicial docente; y con ello, la práctica docente. Los resultados sugieren que tanto niñas como niños mostraron claramente un prejuicio implícito hacia las matemáticas y el lenguaje. Las matemáticas fueron más asociadas a rostros de niños que de niñas (en contraposición al lenguaje que fue más vinculado a rostros de niñas) y también fuertemente relacionado más a palabras negativas que positivas (en contraste, lenguaje fue más asociado a palabras positivas). Este resultado es de suma relevancia, si se piensa en el riesgo de que se naturalicen ciertas habilidades a géneros específicos, que luego se ven reforzados culturalmente y se constituyen en estructuras y esquemas de identidad asociados a niño o niña. Adicionalmente, y de manera algo inesperada, las niñas mostraron tamaños de efecto más grandes que los niños en estas asociaciones (es decir, el estereotipo “matemática/niño” – “lenguaje/niña” y “matemática/negativa” – “lenguaje/positivo” fue más robusta y fuerte en niñas). Finalmente, se realizan sugerencias que puedan ser consideradas para diseñar estrategias que puedan implementarse en salas de clase, como también para complementar la formación de los/las futuros educadores/as.

En suma, este estudio nos advierte acerca de la importancia de la dimensión psicosocial en el aula, aportando evidencia acerca de los sesgos y prejuicios que muchas veces subyacen a las interacciones pedagógicas. La educación aspira a promover equidad en las oportunidades de aprendizaje en un clima de aceptación y respeto entre quienes conviven en el aula. Estos objetivos ampliamente compartidos, enfrentan serios desafíos y riesgos que deben ser abordados con profesionalismo desde la formación inicial de los profesores, hasta la forma en que se organizan las escuelas.