En este capítulo analizamos como la toma de decisiones económicas ha sido comprendida por tres movimientos teóricos: la presuposición de una racionalidad estricta; la advertencia de sesgos emocionales y sociales; y la revisión por la neuroeconomía de las premisas del comportamiento. Este nuevo enfoque procura entender la toma de decisión como supraindividual y no racional, emergente de procesos socio-emocionales implícitos y explícitos.