15 de noviembre de 2016 – Aparición en prensa
El investigador del CSCN, Agustín Ibañez, conversó con El Mostrador
Neurocientífico del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo, GERO, estudia alteraciones en redes del cerebro, y su relación con déficit cognitivos. Regulación de estados internos podría ayudar en la rehabilitación de pacientes. En Chile hay más de 180 mil personas afectadas por demencias del envejecimiento.
Actualmente, existen más de 180 mil personas en Chile afectadas por demencias asociadas al envejecimiento, y se estima que el año 2050 esta cifra alcanzará a los 600 mil habitantes. Genética, biología, medio ambiente y el contexto cultural y social, son factores claves en su aparición, así como también, las alteraciones de redes y conexiones entre diferentes áreas cerebrales. Bien sabe de esto el Dr. Agustín Ibáñez, investigador asociado al Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo, GERO, y quien además estudia métodos para la detección de estas afecciones, y mejoras en rehabilitación.
El neurocientífico de origen argentino, ha investigado cómo las alteraciones de esta conectividad están implicadas en los déficits cognitivos en la demencia frontotemporal. Para ello, estudia las bases cerebrales de la empatía, cognición y emociones morales, negociación y toma de decisiones sociales, entre otras habilidades, que se ven alteradas con estos cuadros que afectan a hombres y mujeres. Asimismo, explora cómo la regulación de estados internos: emocionales, corporales, cardíacos, contribuyen en mejorar la calidad de vida de los pacientes.
“A nivel clínico, hemos avanzado hacia el desarrollo de herramientas más ecológicas que las tradicionales, para una mejor detección y caracterización de estas demencias, así como también, para la implementación de ambientes en rehabilitación, que imiten mejor las situaciones de la vida cotidiana”, señala el científico quien además es Director del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (INCYT, de Argentina) e investigador de la Universidad Adolfo Ibáñez. Junto a su equipo de trabajo, el científico también ha logrado establecer patrones de asociación entre las áreas de atrofia de estas demencias y los déficits tempranos.
Demencia y Red de contexto
Las demencias frontotemporales (DFT) son un conjunto de patologías cerebrales degenerativas, que se asocian a una atrofia en la parte anterior de los lóbulos frontales y temporales. De progresión lenta, los síntomas son variables de un paciente a otro y pueden reflejarse, principalmente, en cambios de la conducta, deterioro del lenguaje y en la comprensión de palabras y sus significados. A veces, puede presentarse impulsividad, pérdida de inhibiciones sociales, o de iniciativa, entre otras características. Se puede gatillar antes de los 65 años.
Considerando este escenario, el científico de GERO ha promovido un concepto llamado Red de contexto social, un circuito que se extiende en las regiones fronto-temporales y que explica cómo el cerebro humano procesa el contexto en situaciones sociales integrando la capacidad predictiva, la asociación contextual y la relevancia motivacional de los estados internos del organismo. “Cualquier tarea cotidiana nos exige anticipar situaciones próximas y distantes para desempeñarnos con éxito. Además, ese desempeño depende de nuestra experiencia personal y social. El cerebro sustenta todas estas complejidades de forma tan automática que ni siquiera advertimos su intervención. La red de contexto social pareciera encargarse de ello, impactando en múltiples dominios tales como el reconocimiento de emociones, la inferencia de pensamientos ajenos y la toma de decisiones sociales”, comenta el científico.
Estudiar estos aspectos y comprender la “orquestación biológica” de los déficits cognitivos en el envejecimiento, es una tarea fundamental para Ibáñez. En ese aspecto, destaca que la neurociencia debe avanzar para integrar los datos de genes, células, redes neurales, regiones cerebrales y procesos cognitivos. “Este enfoque podría mejorar la evaluación y la intervención en contextos clínicos. Varios cuadros que hoy resultan incurables podrían abordarse eficazmente mediante la combinación de agentes farmacológicos procognitivos, drogas específicas para el tratamiento de cada enfermedad y programas de entrenamiento cognitivo-afectivo-social”.
Desafío en GERO: impacto regional
GERO, dirigido por el Dr. Christian González, tiene por misión identificar los factores que influyen en el envejecimiento y lograr extender el bienestar de los adultos mayores en Chile. Así, los investigadores, ponen especial foco en el envejecimiento y enfermedades neurodegenerativas, tales como Alzheimer, Parkinson y demencias frontotemporales. El trabajo también considera una mirada interdisciplinaria, con el fin de abordar diversas áreas del envejecimiento en nuestra realidad local.
Como investigador asociado a este centro, Agustín Ibáñez explica que hay muchos desafíos en el camino, entre ellos, determinar el impacto preciso de diversas redes cerebrales en el desempeño cognitivo, en diferentes cuadros degenerativos. Otro objetivo será determinar los engranajes genéticos, epigenéticos y ambientales que desencadenan las patologías neurodegenerativas.
“A corto plazo, me interesa avanzar hacia una caracterización de los déficits tempranos de diferentes enfermedades neurodegenerativas y su relación con la organización de la conectividad cerebral”, señala.
Otro gran desafío para Ibáñez, es poder potenciar una red regional que permita a GERO extenderse, involucrando aspectos de genética, cerebro y conducta, en el estudio de cuadros neurodegenerativos. “Es importante desarrollar múltiples mecanismos de cooperación y relaciones bilaterales para fomentar una red regional, que promueva la movilidad, estudios multicéntricos, y proyectos bilaterales. La investigación en neurociencias de Sudamérica, depende fundamentalmente de la capacidad de interacción local y potenciación de las contribuciones creativas de jóvenes investigadores. Esta alianza podría promover el trabajo independiente de científicos y el fortalecimiento de alianzas estrategias para potenciar la colaboración entre los países vecinos”.
Neurociencia y envejecimiento
“Un primer objetivo de las neurociencias, es estudiar las bases cerebrales de lo mental: cómo el murmullo incesante de millones de neuronas nos permite recordar un número de teléfono, concentrarnos durante un examen, reconocer un rostro en el gentío, tararear melodías, leer estas líneas, enamorarnos”, relata Agustín Ibáñez. En ese marco, el científico destaca el rol crítico que hoy tiene esta disciplina en la compresión del envejecimiento, sus múltiples dimensiones y procesos de cambio, entre los que destaca, la degeneración y muerte neuronal. “Comprender los mecanismos por los cuales ello ocurre es tarea fundamental de las neurociencias. Para ello, es importante entender cómo impactan factores tales como la calidad de vida, alimentación, bagaje genético, vínculos afectivos, entre otros, en el desarrollo y evolución cerebral”.
Así, establecidas las bases biológicas del aprendizaje cerebral, es posible conocer cómo nuestra mente envejece, y a mediano plazo, “brindar las condiciones para que lo haga de la mejor manera”, comenta.
Al respecto, ya se está avanzando en esta dirección a través de sus investigaciones, entre las que destaca, el primer estudio epidemiológico sobre Parkinson, Alzheimer, y otras enfermedades asociadas al envejecimiento. El proyecto, que está en fase de implementación, contempla el seguimiento –por al menos cuatro años- a más de 300 chilenos, hombres y mujeres, mayores de 65 años. La cohorte, busca identificar posibles causas, factores de riesgo y conocer el perfil genético y sociocultural asociado al desarrollo de estas patologías. Esto, con la finalidad de contribuir al mejoramiento de políticas públicas en favor de los adultos mayores.
Fuente: El Mostrador