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El valor de la complejidad: Doctorado en Neurociencias Sociales y Cognición


26 de mayo 2020

La oportunidad de realizar investigación junto a académicos con una fuerte perspectiva traslacional y aplicada es una de las particularidades del Doctorado en Neurociencias Social y Cognición de la Escuela de Psicología, un programa único en Latinoamérica enfocado en el desarrollo académico de la Neurociencia, Cognición y Cognición Social.

Pero más allá de la teoría, los actuales doctorandos cuentan desde su experiencia cuáles son los desafíos de este programa, qué lo hace único y destacan la multidisciplinariedad presente en cada uno de los proyectos investigativos que van surgiendo.

Nicolás Marchant, Carolina Panesso y Daniel Franco son psicólogos con experiencia, los tres decidieron especializarse para comprender e investigar en profundidad las dinámicas cerebrales en sus distintos temas de interés, actualmente son parte del equipo del Centro de Neurociencias Social y Cognitiva UAI y contribuyen en el desarrollo de la investigación.

«Lo que hace único al programa es su diversidad y complejidad a la hora de abordar ciertas temáticas»

Nicolás Marchant es psicólogo con especial interés en neurociencias y psicología cognitiva, su experiencia en el doctorado le ha permitido ser parte de proyectos de investigación interdisciplinares, entre ellos está su trabajo con el profesor Sergio Chaigneau en relación al razonamiento causal, con el que presentará un artículo en el próximo Congreso de Cognitive Science, desarrolla su tesis en torno al el aprendizaje de categorías perceptuales y estudia el uso de conceptos y sus efectos en la adaptación social.

El vínculo con los profesores, las redes de colaboración y la diversidad y complejidad para abordar temáticas aspectos que Nicolás destaca en su experiencia, “actualmente estoy más centrado en las neurociencias cognitivas, pero mis compañeros pueden tener un enfoque perfectamente desde las neurociencias sociales o de pacientes neurodegenerativos. Creo que esa diversidad le agrega un valor al programa, ya que da cabida para que distintos proyectos se puedan implementar y además permite ampliar las diferentes perspectivas”, acota.

«Lo que más me gusta de este programa es el equipo detrás de él»

Carolina Panesso es psicóloga especialista en neuropsicología infanto-juvenil, su especial interés es contribuir en programas o políticas públicas que puedan desarrollar planes de intervención en salud mental infanto-juvenil con respaldo en las neurociencias. En esta línea se encuentra trabajando junto a la profesora Josefina Escobar en su proyecto Fondecyt “La influencia del burnout parental en la cognición social y competencias parentales para predecir funciones ejecutivas en preescolares”.

El doctorado es un programa con un enfoque integral que va desde las neurociencias en cognición social, que se combina con la mirada de fenómenos como la desregulación y la cognición social a lo largo del neurodesarrollo, explica Carolina quien además destaca el equipo humano detrás de la disciplina: “los miembros del laboratorio y los profesores brindan un espacio de apoyo y crecimiento que muy pocas veces se ve en equipos de investigación, además la infraestructura con la que cuenta el laboratorio es propicia para el aprendizaje de distintas técnicas de exploración en neurociencias”, señala.

«La neurociencia representa beneficios para la humanidad como mejora en la calidad de vida»

Daniel Franco es psicólogo con amplia experiencia en variedad de métodos de investigación, que van desde el uso de baterías cognitivas, tareas y paradigmas creados para evaluar funciones de interés, técnicas como el eye-tracker y electroencefalograma, la memoria, discapacidades a nivel de lenguaje en la enfermedad de Huntingdon y emociones sociales en adolescentes infractores de la ley, entre otros. Actualmente trabaja en temas relacionados con la soledad y aislamiento y la adaptación social bajo la supervisión de David Huepe.

El desarrollo de investigación en esta disciplina permite traer beneficios a las personas en su calidad de vida, así como avances en el campo clínico, cambios en políticas sociales, entre otros, “con el fin de maximizar ese impacto positivo, es importante primero formarse, establecer contactos y trabajar conjuntamente y así estar en capacidad de hacer aportes cada vez más importantes”, agrega Daniel sobre el valor de este doctorado.

Fuente: Noticias UAI